jueves, 12 de julio de 2012

Volver por aquí de mala leche

Vuelvo a reabrir un blog abandonado, vuelvo a la carga con este proyecto enterrado y dejado de la mano del olvido, que vuelve a la carga, con mala baba, por desgracia la única razón de reabrir esto es quedarme agusto....

Porque no se puede uno callar, cuando le toman por imbécil, porque no puede uno recibir metafóricas bofetadas a la inteligencia que duelen más que las literales y quedarse tan tranquilo. Porque nadie puede decirme que todo esto no es insultante, que todo esto no es más que consecuencia de un problema sistémico ajeno a sus dirigentes. Y sobre todo porque nadie puede siquiera tratar de explicarme que la falta de vergüenza, la ausencia de la más mínima moral o decencia y la cualidad de tener la cara más dura que hormigón armado sea lo único que se le puede reconocer a todo el panorama político español.

Observamos a diario desde hace ya varios años como los recortes se suceden aguantando estoicamente !y algunos hasta con arrepentimiento! que nos digan que es culpa nuestra, que somos unos manirrotos, que hemos estado viviendo por encima de lo que nos corresponde y que todo lo que pasa ahora es solo culpa nuestra. Y me voy cada día enervando más.

Pero no contentos con eso, todavía faltaba un golpe de efecto, algo que verdaderamente nos hiciera ver lo imbéciles que podemos llegar así, de este modo, nuestro presidente, siempre solícito para sacar las tijeras y aplicarlas con fruición sobre el dinero de los demás, llegó a la conclusión de que iba a darle la vuelta a todas sus promesas electorales, a decir si donde dijo no, y a pasarse por el forro de los mismísimos cojones todos los compromisos adquiridos con quienes le votaron, para llevar a cabo unas medidas que incluso los premios nobel de economía tintan de inútiles como poco.

Y como corresponde a su hazaña, a su heroica gesta digna del mayor de los tiranos de cuento todo sus hombres, sus "soldados" libres de todos esos recortes y problemas le aplaudieron a rabiar, demostrando así su afiliación, su innegable devoción por el arte de la burla y la desvergüenza, su innegable traición a todos los que componen al pueblo que dicen representar.

Puedo parecer melodramático, pero es la única forma en que puedo expresar la estupefacción que me consume, la rabia que me levanta y la comprensión en la utopía que supone el pensar que España es un país democrático.

Así que me daré a mi mismo la bienvenida a este mundo, ¡bienvenido a la realidad, viendo al nuevo sistema feudal bipartidista, oligárquico y absurdo en que vivimos!

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